No soy lectora habitual de shojos, de hecho he leído muy pocos hasta ahora... pero de los pocos que han caído en mis manos, me han gustado bastante. En especial me he enganchado estos últimos meses a La Rosa de Versalles (o Lady Oscar), un manga histórico muy particular ambientado en la época de la pre-revolución francesa.
¿Qué es lo que ha hecho que sea tan especial para que me llame tanto la atención? Es muy bueno, engancha desde el primer tomo. Y es que Riyoko Ikeda es una mujer con muchísimo talento. Este manga se define como uno de los precursores del género shojo que conocemos en la actualidad, que infuyó a los futuros artistas de este género tan singular. Sus guiones son apasionantes y su dibujo tan correcto, tan cuidado y tan lleno de multitud de detalles, que demuestra ser una gran artista.
Aunque se trata de un manga bastante antiguo, data de 1972, se conserva visualmente muy bien. No obstante es notable que la forma de dibujar de la autora es un poco primitiva aun, los usos de las tramas mecánicas y el entintado es bastante diferente a otra de sus obras posteriores, La ventana de Orfeo, (de la que me considero muy fan) donde la composición de las viñetas es magistral y muy cuidada. En La Rosa de Versalles aparecen personajes dibujados de forma muy simplificada y cómica, tanto que en algunos momentos puede recordarnos al estilo de dibujo del maestro Tezuka.
En 1755 nacen tres personajes destinados a la tragedia. En Viena, Maria Antonieta, hija de la emperatriz de Austria y futura reina de la Francia del siglo XVIII a la que casarían con el apocado Luis XVI. En Suecia el conde Hans Axel Von Fersen. Y en Francia Óscar François de Jarjayes, la sexta hija del capitán de la guardia real francesa, que harto de esperar un hijo varón, decide dar a su hija un nombre masculino y educarlo como si fuera un muchacho (aquí se da nuevamente un personaje con ambigüedad sexual, como Julius, en La Ventana de Orfeo, ya que parece ser que en Japón gusta mucho este tipo de personaje). En un futuro el encuentro de estas tres personas cambiaría el curso de la historia.
Con tan sólo 14 años, Óscar es nombrada teniente de la guardia de Versalles y caerá bajo su responsabilidad cuidar a la irresponsable y antojadiza princesa, Maria Antonieta. Cuando va a desposarse con el rey, conoce a Von Fersen del que caerá irremediablemente enamorada... esto tan sólo será el principio de los problemas que les esperan... ( para colmo el trágico final de la reina, que acaba guillotinada por los revolucionarios franceses) ya que la obra es un apasionante drama cargado de engaños, intrigas palaciegas, política y amores prohibidos o no correspondidos.
Hans Axel von Fersen, el galán de nuestra historia, en la versión animada:
Y la bella Maria Antonieta:
Hemos tenido la suerte de contar en nuestro país con una edición de lujo muy cuidada a cargo de la editorial Azake. Una pena que hayamos perdido las preciosas páginas a todo color, del original, pero por lo demás, esta todo cuidado al detalle. Incluso nos podemos encontrar al final de los tomos 2 y 3, con un artículo muy detallado redactado por un profesor de historia, en el cual nos pone al corriente del contexto histórico en el que se sitúa el manga.
El éxito de la obra fue tal que no tardaron en llegar la adaptación animada en forma serializada para la televisión, (que más de uno recordaréis) e incluso una película de acción real llamada Lady Oscar (1979).
Además de la obra de teatro musical del Takarazuka, interpretada íntegramente sólo por mujeres y de un éxito sin precedentes. Ya os hablaba sobre ello en este post. En la foto que tenéis más abajo aparece la autora del cómic, posando con las actrices de dicha representación.
Un cómic representado con gran fidelidad histórica, basado en una novela biográfica de Maria Antonieta. Tanto que al leerlo se me despertó mi interés, recuerdo que cuando iba al instituto y me tocaba estudiar La Revolución Francesa acaba tan aburrida que me dormía encima de mis apuntes. Sin embargo al leer este tebeo te dan ganas de saber más. No en vano, le ocurrió lo mismo a multitud de japonesas cuando lo leyeron, incluso se apuntaban a clases de francés.